Cuando hablamos de liderazgo, lógicamente lo asociamos a un equipo compuesto por una serie de miembros que trabajan y colaboran juntos y se guían por un líder. Sin embargo, hay figuras de líderes que surgen espontáneamente y de manera informal, para grupos que no son gestionados, en principio, como equipos.
Un claro ejemplo son los equipos de entrenamiento que pueden formarse en el triatlón. A pesar de tratarse de un deporte individual, cuyo rendimiento y resultados dependerían de uno mismo, algunos aficionados a este deporte lo trabajan por equipos, de manera que los entrenamientos e incluso las competiciones se llevan a cabo en grupo.
En este deporte, la figura del líder se convierte en un aspecto clave en cada entrenamiento y en la puesta en práctica, en general. El rol del líder cubre varios aspectos, pudiendo actuar desde un punto de vista más técnico, como coordinador de entrenamientos llevando a cabo la planificación de los mismos, o bien desde una perspectiva más enfocada a las propias personas.
¿Y qué función tiene la figura de un líder en un deporte individual? Bien, pues este líder informal se convierte básicamente en un motor de motivación e inspiración para el equipo. En el caso del triatlón, precisamente la función del líder es clave al tratarse de un deporte que requiere un gran sacrificio y dedicación, donde tan pronto aflora en el ambiente la ilusión y la motivación, como aparece la frustración y la desmotivación.
El líder es la referencia, la guía en cada paso, en cada pedalada, en cada brazada. El líder motiva, inspira, apoya, exige y reconoce. La labor del líder implica reducir las pendientes del terreno, incrementar la fuerza y la resiliencia, reducir los tiempos, incrementar la velocidad y, por último, aproximar la meta.
El líder se sacrifica por los demás y espera recibir resultados, reta a los miembros a cumplir las metas y superarse, “castiga” y corrige la pereza y la desgana, anula el desinterés,reconoce el esfuerzo y la dedicación, y ante todo, comparte los triunfos y las derrotas como un miembro más del equipo. En momentos de cambio o de crisis, el líder redirige y mantiene la visión, ayuda al equipo a afrontar los resultados y transmite su entusiasmo y su optimismo.
¿Y qué hace el equipo? El equipo busca una referencia, busca una fuente de inspiración y pasión, escucha e interioriza, el equipo sigue, se guía, se convence, se implica, se compromete y al final, responde.
Fuente imagen: Unsplash.com – Fabrizio Verrecchia
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