En el último post de “Contra pereza y excusa: cuida tu cuerpo” hablamos de cómo cuidar nuestro cuerpo y, en general, de cómo mimarnos, pero ahora nos centraremos en las emociones. Tan importante como cuidar nuestro físico es cuidar nuestra mente y nuestras emociones si queremos tener una salud de hierro. Y es que los altibajos y los pensamientos negativos tienen sus consecuencias a la larga.
La salud no es sólo hacer ejercicio, descansar o comer bien, también es vivir tranquilo y ser feliz. Hoy en día estamos sometidos a continuos estímulos que agitan nuestro estado de ánimo,y ponen patas arriba nuestras emociones, empezando por cuando suena el despertador, se nos queman las tostadas, siguiendo por el atasco correspondiente, llego tarde a la reunión, vaya proyecto me han encasquetado, que no llegamos a los objetivos…y finalizando por esa lavadora que nos espera en casa (por poner algún ejemplo). Y no hablemos de otros problemas globales y particulares que llegan a sacar lo peor de uno mismo.
Aun sin ser conscientes de ello, vivimos estresados, cansados e incluso quemados. Esa sensación no sólo nos afecta a nuestro estado de ánimo, sino también al de quienes nos rodean y que tratan de ayudarnos. A veces, nuestro estado negativo es tal que precisamente afecta a nuestra actitud y comportamiento hacia ellos, dando lugar a discusiones y conflictos que no hacen más que empeorarlo todo.
Hay situaciones que se nos presentan que son complicadas de gestionar y que consumen gran parte de nuestra energía. Pero también hay hechos irrelevantes que no merecen el consumo de nuestra energía, bien porque están fuera de nuestro control o bien porque un mal trago no compensa sus consecuencias.
Por ello, y tras haberme llevado algún sofocón profesional y personal, he llegado a la conclusión de que independientemente de que creas que estás sometido o no a estrés, tu cuerpo y tu cabeza piden tranquilidad por los cuatro costados, y esto en sí es un objetivo. Cuántas veces no te habrás visto sentado en el sofá con los músculos contraídos sin motivo aparente, o tumbado en la cama sin ser capar de conciliar el sueño por tener miles de pensamientos agitándose en tu mente. Pues sí, eso es tensión y es más que recomendable que hagas algo al respecto.
Y aquí mis más humildes recomendaciones para reducir esa tensión constante y para disfrutar plenamente de nuestra vida poniendo en ello los 5 sentidos:
- Tu cuerpo pide tranquilidad: procúrate paz y relajación. Incorpora a la rutina de tu vida momentos de relajación y de reflexión, que te ayudan a desconectar de todo aquello que te agita. Recuerda que no merece la pena disgustarse por aquello que no podemos controlar. Aquí os dejo un artículo interesante sobre “La respiración consciente“, como forma de relajación.
- Se optimista: los malos pensamientos, los prejuicios, el victimismo, la negatividad, las quejas constantes…son una espiral de malestar continuo que también afecta a los que están a tu lado. Procura ser positivo, ver el lado bueno de las cosas, y rodearte de personas y situaciones que sacan lo mejor de ti y te generan emociones positivas.
- Enriquécete con el entorno: hablo de entornos naturales, personas que tenemos cerca, situaciones que nos aportan, etc. Se trata de sacar el mayor provecho del escenario en que actuamos, de aprender de los actores y de ser capaz de generar y crear grandes cosas de otras mucho más pequeñas y, aparentemente, insignificantes.
- Acompáñalo de ejercicio: como ya dijimos en el último post, el ejercicio físico constante es salud y ayuda a reducir el estrés. Te recomiendo que elijas la combinación que mejor te funcione en cuanto a tipo de ejercicio, rutina y lugar para practicarlo. No todo es salir a correr por los alrededores, a veces una buena caminata en un entorno natural de montaña con un bocadillo de tortilla a la espalda, nos aporta mucho más haciéndonos sentir mucho más realizados .
Estas cuatro recomendaciones no están tan ligadas al recurso del tiempo, así que aquí no tienes excusas. El compromise está más ligado a tus propias emociones y rutinas para potenciarlas. No tiene sentido llevar una dieta estricta y hacer deporte cuatro veces por semana si estas sometido a tales niveles de estrés que eres incapaz de asimilar lo que te ocurre en cada momento por tener la cabeza a kilómetros de allí. De la misma manera que tu cuerpo se merece reponer fuerzas después de una dura sesión de carrera, ¿no crees que también lo merece tu cerebro?
¡Adelante! Nos vemos en el próximo post de “Contra Pereza y Excusa”.
Beatriz Valero
Imagen: morguefile.com
Coke dice
Yo añadiría el sexo como quinto punto para reducir esa tensión y disfrutar plenamente…!!