Recibo bastantes invitaciones para conectar en LinkedIn. El motivo es lo de menos, pero posiblemente sea porque mi perfil es de recursos humanos. Acepto un gran número de ellas, pero no todas. Reconozco que no tengo un criterio específico, pero tengo en cuenta diferentes aspectos: ¿tenemos intereses comúnes?, ¿su perfil profesional podría llevarme a alguna posible colaboración?, ¿trabajamos en la misma compañía?, ¿nos conocemos?, ¿trabaja en una empresa o sector de mi interés?, ¿puede ser interesante para mí lo que comparte o publica?, etc. Y con todo esto, pues decido.
El problema es que a veces no entiendo nada. Leo mucho, pero no entiendo qué me dice su perfil. No porque utilice términos muy técnicos o específicos de su campo (que en cualquier caso tampoco entendería), sino más bien lo contrario. Porque el nombre de su puesto, la descripción de la bio o las funciones tienen tantas florituras y son tan rimbombantes que sencillamente no entiendo.
Estoy de acuerdo en que el nombre de un puesto de trabajo no define todo lo que podemos ofrecer como profesionales ahora y en un futuro. Estoy de acuerdo en que es muy difícil definir tus funciones o lo que puedes aportar en un texto corto con palabras clave. Pero seamos claros y hagámoslo fácil al potencial cliente, colaborador o reclutador.
Creo que muchos masters, libros o blogs de difusión tienen gran parte de culpa. En España nos han puesto siempre de ejemplo la manera que tienen los estadounidenses de emprender y de venderse, su carisma, cómo se desenvuelven en público, etc. Probablemente les venga de serie y a nosotros no. Estoy de acuerdo en la necesidad de trabajar esas habilidades pero empezando por el inicio y sin forzar, tal y como se construye una marca personal: autoconocimiento.
No nos pasemos de la raya y mucho menos en LinkedIn, para eso ya tenemos Instagram con sus filtros y sus poses. Has de diferenciarte en LinkedIn de alguna manera, pero también has de hacer ver claramente a las personas a qué te dedicas, qué puedes aportar, qué experiencia acumulas. No es una cuestión de enaltecer o de tunear tu trayectoria, es una cuestión de ser capaz de identificar y expresar en unas pocas palabras aquello que has ido aprendiendo, logrando y avanzando en tus años de carrera.
Es cierto que la lucha por conseguir un empleo o un cliente te puede llevar a elevar tu currículum a la enésima potencia con tal de no ser descartado en un primer momento. Creo que es más importante conocerte bien, saber cómo vas a presentarte una vez contactes con la persona, incluso tener una estrategia para “llamar a puertas” y ser capaz de explicar de manera clara las cosas. Olvidémonos de tanta terminología, de tanto anglicismo. Es importante introducir conceptos clave, dar información adicional sobre el tipo de persona que somos o los intereses que tenemos, pero llenar nuestro perfil de atrezzo no nos va a llevar a ninguna parte.
Creo firmemente que LinkedIn es una red de gran valor, con personas extraordinarias aportando contenido y dinamizando, con posibilidades infinitas para colaborar, para aprender, para participar…Pero cada vez más tengo la sensación de que LinkedIn está perdiendo foco: veo mucho postureo, mucho post viral pero vacío de contenido, mucha verborrea, mucho término “commodity”….en fin, mucho de lo mismo. Ya he escrito en alguna ocasión sobre la necesidad de tener más talento de verdad y menos postureo en las redes.
No cometas el error de hacer un mal uso de esta red, aprovecha su potencial. “Rodéate” de personas que te aporten, observa cómo se desenvuelven, fíjate cómo personas que para ti sean de referencia describen su perfil o su bio. Y sobre todo, muéstrate cómo eres, la sencillez y la autenticidad es un recurso a día de hoy difícil de encontrar en este mundillo. Sé tú mismo y hazlo visible.
Imagen: Unsplash.com – Inês Pimentel
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